MICROBIOTA Y EL CÁNCER DE MAMA

Por Jennifer Aguilera

En las mujeres, el cáncer de mama es el más frecuente de los cánceres en todo el mundo. Además de factores genéticos y factores de riesgo ya identificados como el tabaco y el alcohol, es muy probable que intervengan otros menos conocidos. Varios estudios recientes han subrayado el papel directo e indirecto de las microbiotas en el desarrollo del cáncer de mama.

El cáncer de mama es la causa con mayor mortalidad en la mujer con 521 mil 907 defunciones anuales, lo que representa un 14.7%, de las cuales ocurren más en países desarrollados.

Estas son algunas explicaciones posibles:

Antes de la menopausia, los ovarios sintetizan estrógenos y luego otros tejidos toman el relevo (tejido adiposo, cerebro, hipotálamo). Una parte de los estrógenos producidos son sometidos a reacciones químicas de detoxificación en el hígado (que transforma las sustancias en moléculas inofensivas para el organismo) antes de su eliminación en la bilis. Luego llegan al intestino donde son «desconjugados» por la microbiota antes de su reabsorción por los tejidos o su liberación en el torrente sanguíneo. En función de la composición de la microbiota, la reabsorción conduce a la liberación en la circulación de metabolitos hormonales con una actividad estrogénica diferenciada. El riesgo de desarrollar cáncer de mama podría depender, en parte, del tipo de metabolitos y de la proporción entre metabolitos y estrógenos.


Dicha actividad de «desconjugación» se lleva a cabo bajo el control de genes bacterianos, en particular una enzima que participa en la degradación de azúcares complejos y cuya actividad es modulada por la alimentación y la microbiota intestinal. En este contexto, bloquear la actividad de esta enzima podría reducir la liberación de estrógenos activos en la circulación y, por tanto, el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Un equipo de investigadores estadounidenses está probando actualmente esta hipótesis en ratones.


La microbiota mamaria:
Además, algunos investigadores descubrieron en el tejido mamario una microbiota cuya composición –más precisamente la abundancia o escasez de determinadas familias bacterianas– podría ser diferente según si la mujer padece o no cáncer de mama. Otros hicieron un descubrimiento similar en la microbiota intestinal, cuya composición podría variar en función del estadio del cáncer. Esto explica por qué la alteración de la microbiota intestinal (disbiosis), como punto de partida del cáncer de mama, es una pista que los investigadores toman seriamente en consideración.


¿Relaciones entre microbiotas?
Por el momento, todas estas hipótesis siguen siendo vías de investigación que merecen una exploración más profunda. Los estudios futuros deberán descubrir si existen relaciones entre las distintas microbiotas que les permite actuar conjuntamente y generar un entorno propicio para el desarrollo del cáncer de mama.

Fuente: Bicodex

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